18 julio 2018
El desarrollo de infraestructuras fiables, sostenibles, resilientes y de calidad es una de las metas que plantea el Objetivo 9. También lo son la modernización y reconversión de las industrias en el marco de la sostenibilidad, la adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales, así como el fomento de la investigación, la innovación y la capacidad tecnológica de los sectores industriales.
El papel de las empresas es clave en la consecución de este objetivo, pues tienen la responsabilidad de fomentar y desarrollar tecnologías y procesos industriales seguros y eficientes, que utilicen los recursos de manera sostenible y que tengan el mínimo impacto sobre el medio ambiente.
En la Dirección de Ingeniería y Tecnología del agua, que es el área a la que pertenezco, somos expertos en el diseño y desarrollo de todo tipo de infraestructuras hidráulicas: plantas de tratamiento de agua potable, instalaciones de desalación de agua de mar y salobre, plantas depuradoras de aguas residuales y de reutilización de aguas, tratamientos de agua para industrias… En cada proyecto que llega a nuestras manos ponemos en juego nuestra amplia experiencia y conocimiento técnico, los últimos avances de nuestro departamento de I+D+i y nuestros sólidos criterios de diseño: optimización del proceso, bajo consumo energético y la priorización de un diseño seguro y respetuoso con el medio ambiente.
Esta filosofía ha de conjugarse con nuestra obligación de desarrollar infraestructuras fiables que produzcan un agua que cumpla con los más altos estándares de calidad, permitiendo una operación y mantenimiento seguro y eficiente para poder dar un servicio óptimo al cliente o consumidor final. Por ello, el abastecimiento de agua potable se ha convertido no sólo en una necesidad vital sino también en todo un reto tecnológico.
En muchas ocasiones, la tecnología resulta vital para abordar la sostenibilidad social, medioambiental y económica de muchas regiones áridas con limitado acceso al agua potable o ecosistemas con escasa pluviometría. Un ejemplo claro lo tenemos en la aplicación de técnicas de desalación, lo cual ha facilitado el abastecimiento a zonas tradicionalmente secas, tanto en España como en otros lugares del mundo.
En el campo de la desalación, los avances de los últimos años han hecho que la ósmosis inversa sea la técnica más utilizada: nuevas generaciones de membranas con mayor eficiencia en caudal producido y mayor rechazo de sales, nuevos materiales, mejoras en los rendimientos de equipos de bombeo, recuperadores de energía más eficientes… La tecnología avanza y con ella el desarrollo en ingeniería, pues el diseño de la instalación juega un papel determinante para asegurar el éxito de la infraestructura futura. Todo ello ha favorecido el perfeccionamiento de las plantas, disminuyendo el consumo de energía de las mismas, optimizando la conversión global del sistema (parámetro determinante para disminuir las necesidades de agua bruta y por tanto utilizar este recurso de manera más sostenible) y minimizando la implantación (dando así un uso más eficiente al suelo).
En los más de 12 años de andadura que llevo en Aqualia, hemos diseñado y desarrollado plantas desaladoras en muchas regiones de España y de países como Argelia, Túnez, Egipto, Chile… facilitando a sus habitantes el acceso a un bien tan preciado y necesario como es el agua potable. Y no hay mejor recompensa a nuestro esfuerzo y dedicación que saber que gracias a nuestro trabajo hemos mejorado la calidad de vida de miles de personas. Esa es la motivación que nos une y la gran suerte que tenemos los profesionales que nos dedicamos al mundo del agua.
Las infraestructuras hidráulicas son un elemento primordial para el progreso y desarrollo de las regiones y para mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en ellas. Por ello, con más razón, debemos enfocar nuestras energías a estar siempre a la cabeza de la técnica y la innovación para ofrecer soluciones punteras de calidad, seguras, optimizadas y respetuosas con el medioambiente. Y esta máxima es aplicable tanto en los nuevos proyectos a desarrollar como en las instalaciones existentes, modernizándolas y reconvirtiéndolas para hacerlas más eficientes y sostenibles. Esa es la clave para el desarrollo de las sociedades.
Porque las generaciones venideras merecen un mundo mejor, hagamos todo lo posible porque así sea.
Autor
Ana Arroyo Obis
Jefe de Proyecto (Dirección de Ingeniería y Tecnología del Agua) de Aqualia